Netetiqueta
- Martín Velasco
- 7 sept 2020
- 7 Min. de lectura
Sí hay una etiqueta en la red porque aunque seamos muy modernos en el uso de la tecnologías y creamos que eso de las normas de educación es algo que ya no se usa hay unas normas mínimas para comportarse adecuadamente en la red.
Cuando usted ingresa a una nueva cultura –y el ciberespacio es una de ellas– se expone a cometer algunos errores. Puede ofender sin proponérselo. O puede malinterpretar lo que otros dicen y ofenderse cuando no era esa la intención. Para hacer las cosas todavía más difíciles, hay algo en relación al ciberespacio que hace muy fácil olvidar que se está interactuando con otras personas que son reales aunque a veces no las podamos ver.
A continuación se recogen 10 reglas de etiqueta en red de la autora Virginia Shea en su libro "Netetiqueta"
REGLA No. 1: Recuerde lo humano
La regla de oro que le enseñaron sus padres y sus primeros educadores fue muy simple: No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti. Trate de ponerse en los zapatos de los otros. Defiéndase pero trate de no herir los sentimientos de otros.
Para el ciberespacio diremos simplemente: Recuerde que son seres humanos.
Cuando usted se comunica electrónicamente todo lo que ve es un monitor. No utiliza expresiones faciales, gestos o tonos de voz para comunicar lo que desea; palabras, simplemente palabras escritas es todo lo que usted tiene. Y esto lo experimenta también su corresponsal.
Cuando usted está adelantando una conversación el línea –así sea un intercambio de correos o la respuesta a una discusión en grupo– es muy fácil malinterpretar lo que le quieren decir. Y es supremamente fácil olvidar que su corresponsal es una persona con sentimientos muy parecidos a los suyos.
Es verdaderamente irónico. Las redes de computadores hacen posible que se pongan en contacto personas que de otra forma no lo harían. Pero lo impersonal del medio disminuye por así decirlo, esos contactos, son menos personales.
Cuando usted se sienta ofendido se propone como solución un ejercicio que puede hacerse antes de enviar un correo y consiste en preguntarse “¿Le diría esto a esa persona en su cara?” Si la respuesta es no, reescriba y revise nuevamente. Repita el proceso hasta que sienta que lo que manda a través del ciberespacio es lo mismo que le diría en la cara a la persona.
Cuándo usted se comunica en el ciberespacio –por correo o en grupos de discusión– sus palabras quedan escritas. Y existe la posibilidad de que queden archivadas en algún sitio en el que usted no tiene control. Es posible que en algún momento se puedan volver en contra de usted.
REGLA No. 2: Siga en la Red los mismos estándares de comportamiento que utiliza en la vida real.
En la vida real la mayoría de las personas obedecen la ley, ya sea por voluntad propia o por miedo a ser descubiertos.
En el ciberespacio las posibilidades de ser descubierto parecen remotas. Y posiblemente porque la gente a veces olvida que hay un ser humano al otro lado del computador, creen que estándares éticos o de comportamiento bajos, son aceptables.
La confusión es comprensible, pero están equivocados. Los estándares de comportamiento pueden ser diferentes en algunas áreas del ciberespacio, pero no más bajos que en el mundo real.
Sea ético y si se encuentra con algún dilema en el ciberespacio, consulte el código que sigue usted en la vida real. Es muy posible que en él encuentre la respuesta.
REGLA No. 3: Sepa en qué lugar del ciberespacio está.
La “Netiqueta” varía de un dominio al otro.
Lo que es perfectamente aceptable en un área puede ser condenable en otra.
Y como la “Netiqueta” es diferente en diferentes sitios, es muy importante saber donde está uno. De allí el siguiente corolario: Observe antes de saltar.
Cuando entre a un dominio en el ciberespacio que es nuevo para usted, debe darse tiempo para observar. Póngale atención al “chat” o lea los archivos. Fórmese una idea de cómo actúan las personas que ya están participando. Y luego participe usted también.
REGLA No. 4: Respete el tiempo los demás.
Es de conocimiento común que hoy en día la gente tiene menos tiempo que antes, aunque (o posiblemente porque) duerman menos y tengan más elementos que ahorran tiempo de los que tuvieron sus abuelos.
Cuando usted envía un correo o un mensaje a un grupo de discusión, usted está utilizando (o deseando utilizar) el tiempo de los demás. Es su responsabilidad asegurarse de que el tiempo que «gastan» leyendo su mensaje no sea un desperdicio.
Cuándo accidentalmente usted envía 5 veces el mismo mensaje a la misma lista de correos, usted está desperdiciando tanto el tiempo de la gente (que debe abrir y descartar las 5 copias de su mensaje) y el ancho de banda, referido al almacenamiento (porque envía varias veces la misma información que debe ser guardada en alguna parte).
Recuerde que no es usted el centro del ciberespacio
Es posible que este llamado de atención sea superfluo para algunos lectores. Pero de todas maneras lo incluyo, porque cuando usted está trabajando muy duro en un proyecto y está totalmente absorto en él, puede olvidar fácilmente que otros tienen preocupaciones diferentes. Así que no espere repuestas inmediatas a todas sus preguntas, y no suponga que todos los lectores van a estar de acuerdo –o a interesarse– en sus apasionados argumentos.
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REGLA No. 5: Ponga de su parte, véase muy bien en línea
Aproveche las ventajas del anonimato
Como en el resto del mundo, la mayoría de la gente que se comunica en línea lo que desea es “caer” bien. Las redes de trabajo (networks) –en especial los grupos de discusión– le permiten ponerse en contacto con personas a las que por otros medios usted no podría aproximarse. Y ninguno de ellos lo puede ver. Usted no será juzgado por el color de su piel, ojos, o pelo, peso, edad o vestuario.
Será usted juzgado eso sí por la calidad de su escritura. Para la mayoría de las personas que escogen comunicarse en línea esto es una ventaja; si no disfrutaran utilizando la palabra escrita, no estarían allí. Esto quiere decir que la redacción y la gramática cuentan.
La mala información se propaga como el fuego en la Red y luego de dos o tres reenvíos, con sus respectivas interpretaciones, se obtendrá la misma distorsión que se produce en el juego infantil “Teléfono Roto”. Lo que usted dijo originalmente ahora es irreconocible. (Claro que esta observación puede interpretarse como que no tiene importancia la veracidad de lo que se publique. Si la tiene. Pero recuerde que usted es responsable solamente de lo que usted escribe y no de cómo otras personas lo interpreten o modifiquen).
Asegúrese también de que sus notas sean claras y lógicas.
Por último, sea agradable y educado. No utilice lenguaje ofensivo, no sea contestatario porque sí.
REGLA No.6: Comparta el conocimiento de los expertos.
. La fortaleza del ciberespacio está en la cantidad de gente que lo usa.
La razón por la que hacer preguntas en línea da resultado se debe a la cantidad de personas con conocimientos que las leen. Y si solamente algunos de ellos ofrecen respuestas inteligentes, la suma total del conocimiento mundial aumenta. El Internet mismo se inició y creció porque algunos científicos querían compartir información. Gradualmente, el resto de nosotros la pudo acceder también.
Entonces, a pesar de todos los “no haga” que ha encontrado en este escrito, usted tiene algo que ofrecer. No tenga temor de compartir con otros lo que usted sabe.
Es una buena idea compartir con otros las respuestas que obtiene a las preguntas que haga por éste medio. Cuando usted anticipa que va a recibir muchas respuestas a una pregunta, o cuándo usted ha publicado una pregunta en un grupo de discusión que no visita con frecuencia, es mejor solicitar las respuestas a su correo personal y no al listado del grupo.
Cuando las tenga en su mano, haga un resumen de lo más importante y hágalo público para el grupo de discusión. De ésa manera todos se van a beneficiar del conocimiento de los expertos que se tomaron el tiempo de comunicarse con usted.
REGLA No.7: Ayude a que las controversias se mantengan bajo control.
Se denomina «apasionamiento» cuando la gente expresa su opinión con mucha fuerza sin ponerle freno a sus emociones. Me refiero al tipo de mensaje al que la gente responde «cuéntenos verdaderamente como se siente». Su objetivo no es tener tacto.
¿Censura la «Netiqueta» el apasionamiento? De ninguna manera. El apasionamiento es una vieja tradición de la Red (la «Netiqueta» no opina nunca sobre la tradición). Este tipo de mensajes pueden ser divertidos de leer y de escribir y los destinatarios de ellos muchas veces los merecen.
REGLA No.8: Respeto por la privacidad de los demás.
Por supuesto que usted no soñaría nunca con escarbarle los cajones de los escritorios de sus compañeros. Así es que tampoco debe leer sus correos. Desafortunadamente mucha gente lo hace y al igual que la violación de los correos en la vida real es un delito en la virtualidad también lo es.
REGLA No.9: No abuse de las ventajas que pueda usted tener.
Algunas personas tienen en el ciberespacio más influencia que otras. Existen expertos en toda clase de juegos de realidad virtual, expertos en todo tipo de software de oficina y expertos en administrar toda clase de sistemas.
Saber más que los otros, o tener un mayor conocimiento de cómo funcionan los distintos sistemas, no le da a usted el derecho de aprovecharse de los demás.
REGLA No. 10: Excuse los errores de otros.
Todos en algún momento fuimos primíparos en la Red. Entonces cuando alguien cometa un error «de ortografía, haga un comentario fuerte, una pregunta tonta o dé una respuesta innecesariamente larga» sea paciente. Si el error es pequeño no haga ningún comentario.
Si tiene muchas ganas de hacerlo piense dos veces antes de reaccionar. Así tenga usted buenas maneras en la Red eso no le da derecho de corregir a todo el mudo.
Si va a decirle a una persona que cometió un error, dígaselo amablemente y ojalá por el correo privado, no lo haga público. Dele siempre a los demás el beneficio de la duda, piense que no saben cómo hacerlo mejor. No sea nunca arrogante o autosuficiente al respecto.
Casi es una regla natural que los mensajes incendiarios casi siempre contienen errores.
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